Desde que me mudé al DF, a no menos de 100 veces que he viajado en el metro, sigo pensando que es toda una experiencia. La gente de malas, los empujones, el güey feo que no te deja de mirar y hasta el boleto que se te arruga cuando quieres pasar por los torniquetes... bueno, ustedes ya saben. Y los que no, pues dénse una idea.
Un cortometraje muy interesante y con un mensaje que va mucho más allá de los apachurrones y arrimones de una hora pico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario